El ser humano está gobernado en su día a día por un sin número de hábitos o rutinas, algunas más complejas y otras fantásticamente simples; aun llevando a una escala superior, una comunidad es una gigantesca colección de hábitos que interactúan entre miles de personas y según estén influenciadas pueden acabar en violencia o paz.
Pero lo más importante es entender que nada es imposible si aprendes a involucrar los hábitos adecuados.
Los hábitos son extremadamente poderosos, pero delicados. Con frecuencia se producen sin nuestro permiso, no obstante se pueden remodelar jugando con los componentes de sus partes. Influyen en nuestra vida mucho más de lo que imaginamos: son tan fuertes que hacen que nuestro cerebro se aferre a ellos a costa de excluir todos los demás, incluso el sentido común.
Imaginemos hábitos en salud no saludables como fumar, consumo de alcohol, sedentarismo. Todos sabemos que fumar es de los hábitos más perjudiciales en la salud de un individuo, pero a pesar de que las personas con ese hábito conocen las consecuencias, continúan consumiendo muchos paquetes de cigarrillos al día. Cuantos de nosotros no hemos advertido a familiares y amigos de abandonar hábitos no saludables y comenzamos a escuchar expresiones “el alcohol es perjuicio para tu salud» “fumar produce cáncer” “el ejercicio te ayuda a mejorar tu estado cardiovascular” y aun así las personas no dejan de fumar, tomar alcohol o cambiar su estado de sedentarismo. Es simple, sus hábitos son demasiados fuertes y arraigados que superan cualquier proceso razonal, no pueden detenerse!. Puede que no recordemos las experiencias que hicieron que una persona involucre hábitos no saludables, no obstante una vez instaurados en nuestro cerebro influyen en nuestros actos y muchas veces sin darnos cuenta.
En realidad los hábitos surgen porque el cerebro siempre está buscando la forma de ahorrar esfuerzo; el cerebro intenta convertir casi toda rutina en hábito, porque los hábitos le permiten descansar. Este instinto es una ventaja. Un cerebro eficiente nos permite dejar de pensar en las conductas básicas, como caminar, cepillarse, manejar un automóvil y así dedicar nuestra energía mental en la creatividad y solución de problemas. Pero este ahorrar es engañoso porque si nuestro cerebro descansa en el momento inadecuado puede que se nos pase por alto cosas importantes. La dependencia del cerebro en rutinas automáticas puede ser peligroso. Los hábitos pueden ser una bendición o una maldición.
Para que un hábito se produzca , el cerebro utiliza tres pasos. Una señal, que es detonante que informa a nuestro cerebro que puede poner en piloto automático; una rutina que puede ser física ,mental o emocional; Por último una recompensa, que ayuda a nuestro cerebro a decidir si vale la pena recordar en el futuro este proceso. Con el tiempo, este bucle de señal, rutina, recompensa, se va volviendo más y más automático y se forma el hábito. ¿Recuerdan como comenzaron a manejar un carro? Una señal: prender el carro; una rutina; todo el proceso para poner en marcha el carro; una recompensa: trasladarse a un sitio o la emoción de sentirse libre.
Al principio nos costaba, pero a medida que se iba repitiendo el proceso, se vuelve automático que ya no necesitamos pensar en que pasos tenemos que dar para manejar un automóvil. El cerebro deja de participar en la toma de decisiones: El problema surge cuando dejamos pasar por alto cosas importantes como ver las señales de tránsito o involucramos hábitos no saludables como fumar para calmar el estrés, el alcohol para obtener recompensas sociales o comer inadecuadamente por razones culturales.
La buena Noticia es que los hábitos se pueden ignorar, cambiar o sustituir, pero para ello necesitas combatir deliberadamente un hábito con otras rutinas y obtener las mismas recompensas;
Cuando trabajamos en salud, para deshacer hábitos no saludables, como el sedentarismo, la mala alimentación, el alcoholismo, el fumar, la no adherencia a la toma de medicamentos, debemos entender cuáles son las señales, rutinas y recompensas que crean esos malos hábitos. El éxito radica en cambiar las rutinas sin eliminar las señales y las recompensas que van en cada hábito. Por ejemplo, el fumador ve la señal, un paquete de cigarrillo, inmediatamente envía una señal al cerebro para despertar él ansía de nicotina y generar la rutina; la recompensa:producir un gran estímulo. La idea es cambiar la rutina de ir por la nicotina y sustituirla por otra rutina que genere iguales recompensas.
Si cambiamos las rutinas de nuestros malos hábitos en salud, por hábitos más saludables posiblemente muchos de las metas en salud se cumplirían. Es necesario para el éxito en salud que trabajemos en cambiar las rutinas de los hábitos no saludables; no basta en decir “deja de fumar”, “deja de consumir alcohol” “cumple con la restricción de sal para controlar las cifras tensionales” “no tomes demasiado líquido” si no cambias las rutinas que llevan a esos malos hábitos. Por ello vemos muchos fracasos que terminan en frustraciones para el paciente y el personal sanitario.
Abalánzate a cambiar; no te quedes con las mismas indicaciones ; se mas consciente de tus hábitos para tu éxito en salud. Se requiere que tu médico sea buen escucha y te ofrezca las herramientas necesarias para tus cambios de rutina ; sin ello nada funcionará asi sea que te ofrezca las terapias de ultima generación .
Hay que generar conciencia en nuestros pacientes; una medicina con consciencia.
Cordial saludo estimado dr Olivares.